La intensa batalla por el podio en el Gran Premio de Azerbaiyán tuvo un final abrupto con el choque entre Carlos Sainz y Sergio Pérez en la curva dos, justo en la parte final de la carrera. Tras el incidente, que dejó a ambos pilotos fuera de carrera, la FIA inició una exhaustiva investigación para determinar las responsabilidades.
Los comisarios de carrera, analizaron a fondo las imágenes de las cámaras de los coches, los datos de telemetría y los testimonios de los pilotos. Tras una minuciosa evaluación, se llegó a la conclusión de que tanto Sainz como Pérez fueron víctimas de un desafortunado incidente de carrera. Esta decisión ha sido recibida de manera diversa en el paddock. Mientras algunos consideran que es justa, otros creen que uno de los pilotos podría haber hecho más para evitar el choque. Sin embargo, la FIA ha sido clara al afirmar que no hay pruebas suficientes para culpar a ninguno de los dos pilotos.
Este incidente pone de manifiesto lo difícil que puede ser juzgar las maniobras en la Fórmula 1. A velocidades extremadamente altas, con coches pegados unos a otros, los márgenes de error son mínimos y los incidentes son inevitables.
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