Los comisarios del Gran Premio de Australia, determinaron que Fernando Alonso fue responsable del accidente que involucró a George Russell en la última vuelta de la carrera. Inicialmente, se le impuso una penalización de ‘Drive Through’, que se convirtió en 20 segundos adicionales a su tiempo de carrera, lo que lo relegó a la octava posición.
Russell, estaba en la séptima posición y perseguía a Fernando Alonso cuando perdió el control de su monoplaza en la curva 6, patinó sobre la grava y golpeó el muro de la curva 7 y quedó de costado en el centro de la pista. Este incidente provocó que la carrera finalizara bajo condiciones de ‘Virtual Safety Car’. Desde Mercedes sostuvieron que Alonso levantó el pie del acelerador, frenó y cambió de marcha de manera diferente a sus vueltas anteriores, lo que permitió que Russell se acercara más rápido de lo esperado y provocó que el británico perdiera el control en la estela del Aston Martin.
Tras una revisión por parte de la FIA, se determinó que Fernando Alonso alteró su estilo de conducción de manera “extraordinaria” para cumplir con el artículo 33.4 del reglamento deportivo, el cual prohíbe conducir de forma innecesariamente lenta, errática o de manera potencialmente peligrosa para otros pilotos o personas. Como resultado, Alonso recibió una penalización de drive-through, que posteriormente se convirtió en una reprimenda de 20 segundos. Alonso explicó que ajustó su enfoque en la curva, levantando el pie del acelerador antes y reduciendo la velocidad, con la intención de obtener una mejor salida. Sin embargo, Russell argumentó que la maniobra fue “errática”, lo tomó por sorpresa y la cercanía le privó de carga aerodinámica en el vértice de la curva.
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