Hace una semana de aquel Gran Premio de Rusia marcado por toda la polémica que rodeó a Ferrari por las órdenes de equipo y por esa victoria de Lewis Hamilton que, poco a poco, se acerca a las 91 de Michael Schumacher.
Otro Gran Premio más. Otro Gran Premio en el que la Scuderia Ferrari deja escapar una victoria en favor de Mercedes. Sea por problemas de fiabilidad, fallos de los pilotos o por el circo que, este año, estamos acostumbrados a ver y oír en carrera. Y es eso, Ferrari este año y más que nunca, es un circo.
De 16 Grandes Premios que lleva la actual temporada, en siete de ellos, las radios de la escudería italiana echaban humo. Bueno, más bien fuego. De esos siete, cinco los vivimos en las cinco primeras carreras de este 2019. Algo que era insólito ver al principio de una temporada y en un equipo como lo es Ferrari. Era ya costumbre oír: “Deja pasar a Sebastian”, “Deja pasar a Charles”, etcétera. ¿Qué gana Ferrari con todo esto?. Absolutamente nada.
Bueno, sí. Gana que sus pilotos se cabreen, logran que haya mucha tensión en el garaje y, algo que llevan haciendo durante esta década, regalar el mundial de pilotos y constructores a sus rivales. Ya lo hicieron en 2010, 2012 y en estos tres últimos tres años, contando 2019.
A lo que Rusia refiere, Ferrari, subjetivamente hablando, debería haberle dicho a Charles Leclerc que, la estrategia hablada antes de la carrera, quedaba obsoleta, que se callase y se centrase en pilotar. Sí, era injusta la situación. Había ayudado a su compañero a ponerse en primera posición y él quedarse segundo. Pero era evidente que Sebastian Vettel iba más rápido que el monegasco. Fuera por sobrecalentamiento de neumáticos o por otros motivos. Pero Seb le metía entre tres y cinco décimas por vuelta.
Lo único bien que hizo Ferrari, fue decirle al monegasco que cambiarían las posiciones después de la parada para tranquilizarle y que se centrase al 100% en la carrera. Sobre todo en el señor que tenía detrás, que era Lewis Hamilton y venía recortándole tiempo poco a poco.
Tras las paradas de ambos Ferrari, Charles Leclerc se colocó delante de Sebastian Vettel al que, posteriormente, se le averiaría el MGU-K y causaría un VSC (Virtual Safety Car). Dicho VSC, fue aprovechado por el equipo Mercedes parando a sus dos pilotos y situando a Hamilton líder de carrera por delante de Leclerc.
Segundos después, salió el segundo Safety Car de la carrera causado por George Russell. Aquí, es donde viene el error más clamoroso de Ferrari durante la carrera. Charles Leclerc, en ese momento, calzaba los neumáticos medios y tenía la posibilidad de parar en boxes a poner, de nuevo, los neumáticos blandos. Tenía una buena ventaja con Valtteri Bottas para poder parar y salir justo delante del finés. Pero Ferrari, no lo hizo. Prefirió parar a Leclerc en la siguiente vuelta con Bottas justo detrás del monegasco relegándole al tercer puesto, perdiendo una posible victoria y lucha con Lewis Hamilton.
Este año, Ferrari ha destruído sus propias posibilidades de ganar el mundial de pilotos y de constructores. Séase por el coche, gestión del equipo o por fallos de los pilotos. Éstos últimos, son los que menos culpa tienen de que el coche y el equipo no estén a su altura de la talla de ambos.
Lo que Ferrari debería de hacer a partir de Japón es dejar claras las cosas a sus pilotos para evitar enfados por las radios y posibles conflictos internos en el equipo. Aparte de ello, tener claras las estrategias y hacerlas correctamente. No como lo que hicieron en Rusia en el segundo Safety Car con Charles Leclerc. Habrá que ver en Japón si el circo continúa o si todo empieza a tranquilizarse en la escudería italiana.
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